La llegada a Tunja Grande, estuvo marcada por el encuentro con Maruja Criollo, mujer con un amplio conocimiento de las bondades de las plantas. Su saber es compartido con su familia cuando ha sido necesario. Lo que le provee la tierra, Maruja lo comparte con sus vecinos con voluntad y motivación. Se considera una mujer feliz en el lugar donde habita, pues su cotidianidad transcurre entre sonrisas, amistad y compartir con sus vecinos y amigos.

La Hermandad del Campo

En el campo, la solidaridad es muy valiosa. A continuación, María Carmela Ahumada describe su jornada y su lucha diaria mientras demuestran que la unión entre mujeres es el motor que impulsa la comunidad. Los lazos que han forjado entre sí son tan fuertes y persistentes que les permite confiar, intercambiar y tejer en colectivo. María Isabel recuerda con nostalgia el pasado y las prácticas comunitarias que se han ido perdiendo con el paso del tiempo.